una carta para mi papá

A esa persona que ya no está conmigo... te fuiste muy rápido, nada es lo mismo sin ti. Hay días donde tu ausencia me duele más, ese vacío que dejaste en nosotros no se puede olvidar jamás. Ya pasaron más de 10 años de tu partida y aún no logro imaginarme cómo sería de diferente mi vida si te tuviera, me dejaste muy pequeña y lo que más duele es no haberte abrazado lo suficiente, nunca imaginé todo lo que iba a sentir cuando ya no estuvieras, tener pláticas de padre e hija, que me regañes, me enseñes, me retes, me acompañes y tener tu figura paterna en las etapas más cruciales en mi vida, pero debes saber que he alcanzado muchos de mis sueños con la ayuda de Dios, y seguiré honrando ese ejemplo que tú me dejaste.

Eras demasiado bueno para este mundo, aunque hubiese querido que más personas te conocieran, porque tú expresabas amor a las personas de una manera muy especial, tú caminabas y tenías un corazón conforme al de Dios. Estoy segura que Dios está agradado con tu vida, no puedo explicar lo feliz y orgullosa que me hace sentir ser tu hija.

Te extraño. Si, me duele no tenerte, pero trato de hacer todo de la mejor manera; aveces me canso y me siento débil; Aveces es tan fácil de decir "debes ser fuerte", más no de serlo. Me esfuerzo por estar bien aunque acepto que no soy perfecta y hay días que quisiera sólo desaparecer un momento y platicar contigo pues sé que un consejo tuyo sería algo que me ayudaría y me haría sentir mejor; Salir por un helado, ir al parque juntos, crear recuerdos juntos... tener tiempo contigo es mi mayor deseo.

Te amo. Hoy estarías cumpliendo 50 años y no es fácil escribir todo lo que siento, me quedo corta de palabras...

Gracias por haber sido el mayor ejemplo de verdadero amor junto a mi mamá. Gracias por haber sido el mejor Papá.

Gracias por que junto a mi mamá creyeron en el propósito de Dios para mi aún cuando no me conocían.

Gracias porque de ti aprendí que todo lo que necesito lo encuentro en Jesús, y porque me enseñaste a luchar por mis sueños.

Gracias porque en el tiempo que estuviste presente, tu familia siempre fue tú prioridad.

Nunca habrá un Papá como tú, jamás nadie te va a amar tanto como yo.

Tengo tanto que decirte, pero tendré que esperar a nuestro encuentro.

-Tu pequeña hija.